Responsabilidad es toda obligación legalmente exigible, se manifiesta en la obligación moral de cumplimiento a lo que está obligada una persona por los preceptos morales y por las leyes o reglamentos, se constituye en un concepto valorativo, cuya acepción es más amplia a la de una simple obligación.
Permite que toda persona llegue a conocer y aceptar las consecuencias de un acto suyo, inteligente y libremente realizado, así como la relación de causalidad que une al autor con el hecho o acto, es exigible solo a partir de la libertad de conciencia y de una obligación que tiene una persona para realizarla.
Para la práctica de este valor, es necesario que exista una Ley o una norma reglamentaria por la que se pueda juzgar los hechos realizados y la libertad que hace que las acciones han de ser realizadas libremente, por ello el uso de la razón o capacidad de obrar es imprescindible.
Cultivar la responsabilidad en el Ejército, cimentará el compromiso leal y desinteresado que como soldados se tiene para con la institución y la patria, esa es la suprema motivación en el cumplimiento del deber, con la convicción profunda de saber que se está obrando el bien ante los ojos de Dios y el juicio de la propia conciencia.
La responsabilidad hace del personal del Ejército un hábito del cumplimiento de las leyes, órdenes, reglamentos, directivas y demás disposiciones acordes a las exigencias previstas para el grado, cargo y función, concienciándolos a asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas ante sus superiores o ante la misma institución.
El hombre de armas, responde de sus actos ante quien es capaz de dictarle normas, esto sólo puede hacerlo Dios, uno mismo a través de su conciencia y su Ejército. El hacerlo, requiere de un juicio sereno y el consejo oportuno en los momentos de necesidad.
La responsabilidad exige puntualidad, forma una personalidad con orden y eficacia en el cumplimiento de las funciones. El cultivar en plenitud este valor, hará del personal del Ejército individuos capaces de realizar más actividades, desempeñar mejor su trabajo y ser merecedores de confianza.
La práctica de la responsabilidad, debe sustanciarlos con la sociedad, obrando cuando sean requeridos, con actitudes que vayan más allá del cumplimiento estricto de sus obligaciones, es decir, cumplir con la mayor responsabilidad y diligencia, teniendo en cuenta que la premisa que guía sus actividades es: “para el militar no existe mayor satisfacción que la del deber cumplido”.
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