Es la firme devoción por la honestidad, la sinceridad, el cumplimiento del deber y hacer lo correcto, comprende la voluntad para anteponer el deber antes que los beneficios personales, es ser fiel a las propias convicciones, atenerse a los principios, mantener un criterio independiente y desempeñar los deberes con imparcialidad.
La integridad conlleva ideas de unidad, amplitud, solidez y totalidad, es un cimiento poderoso que cohesiona las propias percepciones, actitudes y palabras en términos de honestidad y sinceridad, haciendo que se extienda hacia las organizaciones, la Patria y Dios.
Es un alto valor moral que debe caracterizar y practicar el militar, teniendo como meta el obrar con dignidad, justicia, responsabilidad y firme personalidad para evitar la corrupción, este valor, hace obrar al militar sujeto a restricciones profesionales razonables con ecuanimidad y altura.
La integridad es el valor ético fundamental por excelencia, cuando una persona es íntegra, es que practica el:
· Mantenerse fiel a las obligaciones adquiridas
· Ser sincero
· Ser honesto de palabra y de hecho y esperar lo mismo de los demás
· Aceptar la responsabilidad por nuestros actos
· Ser una persona moralmente correcta.
La integridad debe ser práctica constante en pensamiento, sentimiento y acción orientada hacia la patria, compartiendo sus ideales mediante una inalterable lealtad, fe en su porvenir y siendo consecuentes en todas las acciones a fin de satisfacer sus designios.
El cultivar este alto valor hará del militar una persona íntegra, con responsabilidad y madurez para defender el honor personal, la dignidad de la patria y la grandeza de su Ejército en toda circunstancia.
Predicar y actuar de acuerdo a los principios de la integridad, hará del soldado, una persona de pensar y sentir sin dobleces, sin cálculos de las probables consecuencias personales, de premios o castigos, sino con el pensamiento exclusivo de que se está actuando correcta y honestamente.
Este valor fielmente practicado, debe hacer del personal subordinado capaz de saber reclamar un derecho con altura, aceptar un error con hidalguía y acatar una sanción con valentía; la integridad será un escudo que le proteja de incurrir en fraude, mentira, corrupción y de todo acto deshonesto.
Si el militar es íntegro en la guerra, habrá unidad entre sus pensamientos y sus acciones, se tendrá el valor para afrontar las batallas con estoicismo y la convicción de que Dios, la conciencia y la ley protegen.
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